A todos aquellos que crean
posible una mejora a través de numerosas huelgas y fanfarronerías, en especial a los sindicatos,
les invito a que miren y con mucha
atención la película de la Dama de Hierro, interpretada por Meryl Streep.
Es una clara muestra de la situación social actual, y si no se cierran a sus victimistas ideales, se darán cuenta de que no es tiempo para pensamientos liberales.
No se puede querer solucionar un problema de tales magnitudes sin trabajo. Al igual que Margaret Tacher, personaje histórico al que da vida la mejor actriz del mundo, yo no opto por salir del trabajo y vaguear o querer simular las huelgas del pasado, yo opto por el trabajo, un trabajo que, al principio será muy duro si, pero un trabajo que a la larga nos habrá ayudado a todos y cada uno de nosotros, individuos de una sociedad colectiva.
"Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la
abeja". Marco Aurelio.
Siempre ha habido personajes que han defendido los derechos
de los trabajadores, y eso esta muy bien, si. Pero lo que no puede ser es la
hipocresía que ellos mismos han sacado, ni esa ausencia de visión para la
recuperación. Ellos mismos han pasado de ser esos tan ansiados protectores, a
ser los inútiles charlatanes que hacen daño al trabajador. El remedio, la cura,
se ha vuelto enfermedad. Muy a nuestro pesar y un ejemplo de resignación que
debemos tener es el obligatorio cierre de las deficitarias minas de carbón, si,
miles de personas se quedarán sin trabajo, pero si se sigue con ellas en
activo, se perderá mucho mas dinero, por lo que se haría imposible la
recuperación.
Abramos los ojos a la historia,
pero dejémosla atrás. Cada tiempo es diferente y, por ello, cada uno necesita
diferentes alternativas. Pero una cosa es segura, cada minuto de ella nos
enseña que nunca se ha ganado nada sin esfuerzo. Veamos pues, cómo habría sido imposible el “milagro japonés” o la misma historia que nos
demuestra el film si ningún esfuerzo hubiere sido hecho. Nos daremos cuenta
pues, que no hay grandeza sin algo de dolor. Trabajemos pues, esforcémonos por
salir de este agujero, hagamos algo grande.
En definitiva, la sociedad tiene "anemia" hay que tratar el
caso con astucia, sinceridad y honradez al mismo tiempo que no puede faltar una "buena mano de hierro", que acoja la mayor parte del control y asuma la
responsabilidad.